Ivan Pavlov, nacido en 1849, consiguió grandes aportes a la
hora de entender cómo funcionan nuestros comportamientos no conscientes antes
los estímulos y, su gran logro, fue la demostración de la existencia y
funcionamiento de los reflejos condicionados.
Los experimentos de este médico especializado en fisiología, fueron considerados como crueles, pero se constituyeron en
un aporte invaluable para la ciencia del comportamiento moderna.
Se le llama reflejo condicionado, a aquellos reflejos relacionados a actividades normales, pero que se
activan mediantes estímulos que comúnmente no se asocian con dicha acción.
Su accionar, se relaciona con la modificación de las
reacciones del sistema nervioso, creando nuevas conexiones entre causa y
efecto. Pavlov no sólo habló de ellos en teoría, sino que los demostró mediante
un experimento.
El
experimento de los perros de Pavlov
El experimento del perro de Pavlov es uno de
los experimentos más conocidos en la ciencia del comportamiento.
Pavlov, quería demostrar que puede condicionar respuestas entrenando a un ser
vivo para que reaccione de forma automática ante un estímulo repetitivo.
Pavlov, experimentó con perros. En
un principio, hacía sonar una campana antes de alimentarlos, así, los
condicionó a relacionar dicho sonido con la acción de comer. Una vez
establecido ese patrón, Pavlov se concentró en la segunda parte de experimento.
Al hacer sonar la
campana, detectó la secreción de saliva y
jugos gástricos y, aquí vino la crueldad de su experimento, ya que abrió dos
pequeños orificios en la zona abdominal de los canes, para hacer una
observación y recolección inmediata de la muestra.
Así, pudo demostrar que
el sólo sonido de la campana activaba el sistema digestivo de los perros, sin
necesidad de presentarles el alimento, sólo bastaba con ese estímulo auditivo con el que entrenó a los perros, aunque faltara el
estímulo del alimento.
Finalmente y en la
última parte del experimento, cortó las conexiones entre el sistema nervioso y
gástrico. Al hacer sonar la campana, no se secretaron jugos estomacales,
demostrando que dicha acción estaba ligada a lo psicológico controlando lo
biológico.
Gracias a los resultados de los experimentos de Pavlov, la
ciencia del comportamiento adquirió un nuevo conocimiento, determinando que los
seres vivos, e incluso los seres humanos podían ser entrenados para cambiar su accionar mediante la relación
estímulo-comportamiento.
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